Pesadillas, pesadillas realizables


Dejando aparte toda una corriente de falsa apocalíptica (en la que no creo), dejando aparte signos verdaderamente extraños que se están dando en el mundo (en los que sí que creo) y que parecen avisos del Cielo de que algo se está preparando, sí que es cierto que la razón, la mera razón, nos advierte que se están acumulando una serie de tensiones que van a desencadenar la tormenta perfecta.

Dejando aparte los pequeños o mayores problemas que puedan desencadenarse en un futuro a corto plazo, mi mayor preocupación es la posibilidad a largo plazo (insisto, a largo plazo) de que se dé algo que me planteé de forma teórica allá por el año 1998: la posibilidad de un fallo económico sistémico global perfecto. En 1998 me lo planteé como una cuestión teórica, en el 2014 ya no lo veo tan imposible si miramos con la vista puesta en los próximos veinte años.


Desde 1929 hasta ahora se han dado mayores o menores cracks económicos en diversos países. Pero ningún crack ha provocado la perfecta paralización de una economía, ni ninguno ha sido mundial. Ha habido crisis con influencia mundial, pero cada crack ha quedado más o menos localizado en su epicentro.


La cuestión de una paralización económica perfecta, tiene muchas semejanzas con los mecanismos meteorológicos de la Tierra como Bola de Nieve. El círculo vicioso que en el pasado llevó a la Tierra a la glaciación.


Para desencadenar ese proceso de derrumbamiento de la economía, se precisa de un evento tan catastrófico (vg. varias cabezas nucleares en varias capitales) cuyo impacto económico sea inasumible de cualquier manera. La paralización de los flujos financieros provoca al cabo de las semanas el hundimiento de las empresas. Los pescados se pueden congelar, las empresas no. Las empresas tras un mes sin entrada de dinero, entran en quiebra. Quiebras que todavía provocan una mayor retirada de capitales del mercado. El círculo vicioso sería imparable.


Este tipo de pesadillas, a diferencia de una invasión marciana de la tierra, entran dentro de lo posible a largo plazo. De aquí a veinte años, sí que veo crecientes amenazas geopolíticas capaces de poner en marcha el mecanismo de paralización económica global. El número de locos en la Tierra es más o menos estable desde el siglo XVIII. Pero el número de locos con cabezas nucleares sí que va creciendo.



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