La liturgia diaria meditada - Mi Casa será llamada Casa de oración (Mc 11,11-25) 01/06



Viernes 01 de Junio de 2018
San Justino, mártir 
(MO) Rojo.

Justino nació en los primeros años del siglo II. De familia pagana, frecuentó las escuelas de filosofía de los estoicos, peripatéticos y pitagóricos. Una vez convertido al cristianismo, usó sus conocimientos para exponer nuestra religión en términos filosóficos. Su pensamiento quedó registrado en las dos Apologías y el Diálogo con Trifón, los cuales, además de tener valor teológico y filosófico, son excelentes fuentes para conocer las prácticas litúrgicas del cristianismo primitivo.

Antífona de entrada          Cf. Sal 118, 85. 46
Los malvados dijeron cosas vanas de mí, ignorando tu ley; pero yo daba testimonio de ti delante de los reyes, y no me avergonzaba.

Oración colecta     
Dios todopoderoso, que enseñaste al mártir san Justino la ciencia incomparable de Jesucristo, por la locura de la cruz, concédenos por su intercesión que, rechazando los engaños del error, obtengamos la firmeza de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Concédenos, Señor, celebrar dignamente estos misterios que con tanta valentía defendió san Justino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Cf. 1Cor 2, 2
No quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, por este alimento celestial recibido, que, siguiendo las enseñanzas de san Justino, vivamos en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        1Ped 4, 7-13
Lectura de la Primera carta del apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Ya se acerca el fin de todas las cosas; por eso, tengan la moderación y la sobriedad necesarias para poder orar. Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados. Practiquen la hospitalidad, sin quejarse. Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que ha recibido el don de la Palabra, que la enseñe como Palabra de Dios. El que ejerce un ministerio, que lo haga como quien recibe de Dios ese poder, para que Dios sea glorificado en todas las cosas, por Jesucristo. ¡A él sea la gloria y el poder, por lo siglos de los siglos! Amén. Queridos míos, no se extrañen de la violencia que se ha desatado contra ustedes para ponerlos a prueba, como si les sucediera algo extraordinario. Alégrense en la medida en que puedan compartir los sufrimientos de Cristo. Así, cuando se manifieste su gloria, ustedes también desbordarán de gozo y de alegría.
Palabra de Dios.

Comentario
Esta comunidad está sufriendo por los ataques que recibe. ¿Qué debe hacer en medio de todo eso? Seguir amando, y amando en lo concreto: con buenas obras, piadosas palabras, hospitalidad y servicio. Así es como se da testimonio de la fe en Jesucristo, aun en medio de un ambiente que se opone a la fe.

Sal 95, 10-13
R. ¡El Señor viene a gobernar la tierra!

Digan entre las naciones: “El Señor reina!”. El mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud. R.

Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. R.

¡Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad! R.

Aleluya        cf. Jn 15, 16
Aleluya. “Yo los elegí del mundo, para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”, dice el Señor. Aleluya

Evangelio     Mc 11, 11-25
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
En aquel tiempo, después de que la gente lo había aclamado, Jesús entró en Jerusalén, en el Templo. Y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania. 

Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus discípulos oían esto. 

Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?’.¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!». Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad. 

Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas».
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús dijo estas cosas en tiempos cercanos a la pascua, cuando había que tener mucho cuidado porque la vigilancia estaba reforzada ante la llegada de gran cantidad de gente a Jerusalén. Pero Jesús no parece preocuparse por eso, y se apoya en la Escritura, en los versos del profeta, para denunciar el atropello de las autoridades.

Oración introductoria
Señor Jesús, hoy que iniciamos el mes dedicado a tu Sagrado Corazón, quiero ofrecerte toda mi vida, que su fuente seas Tú, que su fin sea cumplir la voluntad de Dios. Creo, espero y te amo. 

Petición
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío. 

Meditación

Hoy, fruto y petición son palabras clave en el Evangelio. El Señor se acerca a una higuera y no encuentra allí frutos: sólo hojarasca, y reacciona maldiciéndola. Según san Isidoro de Sevilla, “higo” y “fruto” tienen la misma raíz. Al día siguiente, sorprendidos, los Apóstoles le dicen: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca» (Mc 11,21). En respuesta, Jesucristo les habla de fe y de oración: «Tened fe en Dios» (Mc 11,22).

Hay gente que casi no reza, y, cuando lo hacen, es con vista a que Dios les resuelva un problema tan complicado que ya no ven en él solución. Y lo argumentan con las palabras de Jesús que acabamos de escuchar: «Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Tienen razón y es muy humano, comprensible y lícito que, ante los problemas que nos superan, confiemos en Dios, en alguna fuerza superior a nosotros. 

Pero hay que añadir que toda oración es “inútil” («vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo»: Mt 6,8), en la medida en que no tiene una utilidad práctica directa, como —por ejemplo— encender una luz. No recibimos nada a cambio de rezar, porque todo lo que recibimos de Dios es gracia sobre gracia.

Por tanto, ¿no es necesario rezar? Al contrario: ya que ahora sabemos que no es sino gracia, es entonces cuando la oración tiene más valor: porque es “inútil” y es “gratuita”. Aun con todo, hay tres beneficios que nos da la oración de petición: paz interior (encontrar al amigo Jesús y confiar en Dios relaja); reflexionar sobre un problema, racionalizarlo, y saberlo plantear es ya tenerlo medio solucionado; y, en tercer lugar, nos ayuda a discernir entre aquello que es bueno y aquello que quizá por capricho queremos en nuestras intenciones de la oración. Entonces, a posteriori, entendemos con los ojos de la fe lo que dice Jesús: «Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13).

Propósito
Hacer un examen de mi estilo vida para evaluar qué tipo de testimonio doy de mi fe.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, qué difícil resulta ir contra corriente y qué fácil es auto engañarme para justificar mi falta de testimonio y coherencia vida. Te doy gracias por esta oportunidad de poder dialogar contigo, porque la oración tiene el poder de desterrar los vicios y actitudes negativas que me alejan del amor. Permite que me deje contagiar del celo que te devoraba por cumplir siempre, y en todo, la voluntad de Dios. 

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