La liturgia diaria meditada - Te conviene perder uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno (Mt 5,27-32) 15/06



Viernes 15 de Junio de 2018
De la feria
Verde

Martirologio Romano: En Valencia, en España, santa María Micaela del Santísimo Sacramento Desmaisières, virgen, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que con tenaz empeño e inflamada en el deseo de ganar almas para Dios, consagró su vida en volver al buen camino a las jóvenes descarriadas y a las meretrices (1865).


Fecha de canonización: El 7 de junio de 1925 el Papa Pío XI la proclamó beata, el mismo pontífice la canonizó el 4 de marzo de 1934.

Antífona de entrada          cf. Sal 26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? Cuando avanzan contra mí los enemigos, son ellos los que tropiezan y caen.

Oración colecta     
Dios y Señor, de quien proceden todos los bienes, escucha nuestras súplicas; concédenos que, inspirados por ti, pensemos lo que es recto, y, guiados por ti, lo llevemos a la práctica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Mira, Señor, con bondad nuestro servicio litúrgico para que nuestra ofrenda te sea agradable y nos haga crecer en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Sal 17, 3
Tú, Señor, eres mi roca, mi fortaleza, mi libertador; tú eres mi Dios.

Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, que la acción medicinal de este sacramento nos libre de nuestras maldades y nos guíe por el camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        1Rey 19, 8-9. 11-16
Lectura del primer libro de los Reyes.
Elías caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. Allí entró en la gruta y pasó la noche. El Señor le dijo: “Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor”. Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Se­ñor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: “¿Qué haces aquí, Elías?”. Él respondió: “Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida”. El Señor le dijo: “Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Cuando llegues, ungirás a Jazael como rey de Arám. A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti”.
Palabra de Dios.

Comentario
La actividad del profeta lo ha llevado a una situación en que su vida se encuentra amenazada. En esa soledad y en medio de ese temor, Dios quiere hacerse presente. Esta vez, la manifestación será con la suave brisa, soplo que calma y da sosiego y que, al mismo tiempo, va impulsando acciones nuevas. Este encuentro con Dios confirma al profeta en su misión.

Sal 26, 7-9c. 13-14
R. ¡Yo busco tu rostro, Señor!

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: “Busquen mi rostro”. R.

Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda. R.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.

Aleluya        Flp 2, 15. 16
Aleluya. Brillen como rayos de luz en el mundo, mostrando la Palabra de Vida. Aleluya.

Evangelio     Mt 5, 27-32
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio.
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús habla con imágenes exageradas para llamar nuestra atención. Por supuesto, él no quiere que nos saquemos un ojo, ni que nos cortemos una mano. Pero, con estas imágenes tan potentes, nos indica que debemos estar atentos con todo aquello que puede llevarnos al egoísmo y los malos sentimientos.

Oración introductoria
Jesucristo, no dejes que me escandalice por la radicalidad de tu Palabra, que es la verdad. En este momento de oración quiero arrancar todo que pueda ser ocasión de distracción. Sé que el tesoro de la oración no es fácil y que Tú sólo se lo entregas a quien se esfuerza. Ayúdame a perseverar en mi lucha y a dialogar contigo sinceramente, de corazón a Corazón.

Petición
Señor, quiero escuchar en mi corazón lo que Tú me quieras decir hoy.

Meditación

Hoy, Jesús continúa profundizando en la exigencia del Sermón de la Montaña. No deroga la Ley, sino que le da plenitud; por eso, su observancia es algo más que el simple cumplimiento de unas condiciones mínimas para tener en regla los papeles. Dios nos da la Ley del amor para llegar a la cima, pero nosotros buscamos el modo de convertirla en la ley del mínimo esfuerzo. 

Hoy, Jesucristo apunta alto al manifestar su autoridad sobre el sexto y el noveno mandamiento, los preceptos que se refieren a la sexualidad y a la pureza de pensamiento. La sexualidad es un lenguaje humano para significar el amor y la alianza, por tanto, no puede ser banalizada, como tampoco podemos convertir a los demás en objetos de placer, ¡ni siquiera con el pensamiento!, de aquí esta afirmación tan severa de Jesús: «Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón» (Mt 5,28). Es preciso, pues, cortar el mal de raíz y evitar pensamientos y ocasiones que nos llevarían a obrar lo que Dios aborrece; esto es lo que quieren indicar tales palabras, que pueden parecernos radicales y exageradas, pero que los oyentes de Jesús entendían en su expresividad: saca, corta, arroja...

Finalmente, la dignidad del matrimonio debe ser protegida siempre, pues forma parte del proyecto de Dios para el hombre y la mujer, para que en el amor y en la mutua donación se conviertan en una sola carne, y al mismo tiempo es signo y participación en la Alianza de Cristo con la Iglesia. El cristiano no puede vivir la relación hombre-mujer ni la vida conyugal según el espíritu mundano: «No debéis creer que por haber escogido el estado matrimonial os es permitido continuar con una vida mundana y abandonaros a la ociosidad y la pereza; al contrario, eso mismo os obliga a trabajar con mayor esfuerzo y a velar con más cuidado por vuestra salvación» (San Basilio). 

En la vida de San Antonio de Padua se cuenta un hecho que sucedió a raíz de este evangelio: un joven que le dio un puntapié a su madre oyendo hablar al santo sobre este pasaje evangélico se desesperó y se cortó el pie. La madre del muchacho acudió desesperada al predicador, éste vino y puso el pie en su lugar, y el joven milagrosamente fue curado.

Este evangelio no es para tomarlo al pie de la letra en lo que respecta a la integridad física, debemos tomarlo al pie de la letra en lo que atañe al bien espiritual.

Cristo es muy sabio al darnos estos consejos, porque no quiere el mal de nuestro cuerpo, quiere el bien del alma. Así como es doloroso cortarse un miembro sin anestesia, así más dolor causa al alma el perder un miembro por utilizarlo en el pecado.

Todos somos hijos del Padre Eterno, y como hijos de un mismo Padre debemos mirar no lo que llevamos encima, sino más bien lo que hay en el corazón del hombre: un pequeño reflejo del fuego del amor de Dios.

Diálogo con Cristo
Jesucristo, quiero configurar todo mi ser al programa de vida que propone tu Palabra. Te prometo no escatimar esfuerzos por conocer las implicaciones morales del Evangelio para conformar con ellas todo mi obrar, y desterrar de mi vida todo lo que pueda ser un obstáculo para crecer en mi amor a Ti y a los demás.

Propósito
Adoptar la bondad en mis pensamientos y deseos, y negar la entrada a cualquier pensamiento que me pueda apartar de Cristo.

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