“No deberíais confundiros a propósito de vuestra libertad. Hay una libertad de naturaleza corrupta, que afecta a hombres y bestias, que consiste en hacer aquello a lo que se sienten inclinados; esta libertad es inconsistente con la autoridad, se impacienta ante cualquier traba; según esta libertad somos todos inferiores, es la gran enemiga de la verdad y la paz, y todos los mandatos de Dios se establecen en su contra”.
“Pero hay una libertad civil y moral que constituye un fin adecuado y se compadece con la autoridad. Es una libertad que solo se adhiere a lo que es justo y bueno, pues mediante ella os ponéis a cubierto de los azares de vuestras propias vidas”.
Alexis de Tocquville recomienda aquí un a distinción que se remonta hasta la Antigüedad clásica, entre una libertad entendida como licencia – “hacer aquello a lo que uno se siente inclinado”- y la libertad entendida como consecuencia de la autodisciplina, y en particular, la elección libre realizada en aras del bien común.
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