Hay noticias que uno necesita releer varias veces para comprobar que no está colgada en una de esas páginas expertas en inventar cosas curiosas. Tristemente, la realidad acaba superando a la ficción también, incluso, sobre todo pareciera, en las cosas de nuestra Iglesia.
No sé si se trata de templos católicos o protestantes, en cualquier caso templos cristianos. La noticia, ofrecida por Protestante digital, viene a decir, en resumidas cuentas: “Las cruces, juntamente con el resto de simbología cristiana, será retirada o escondida de las iglesias en Escocia durante los servicios funerales para no ofender a ateos y no cristianos. Ha habido ocasiones en que, a petición de los solicitantes, se han tomado medidas para eliminar u ocultar la cruz durante la vigencia del servicio”. Sigue el esperpento: “también ha habido quejas por la presencia de Biblias y de libros de oración en los asientos antes de los servicios funerarios”. Hasta aquí la noticia.
A estas alturas del post, ya tendré a más de un (o una) protestón (o protestona), indignado (o indignada) porque me atrevo a calificar de soplagaitas a algún pastor (alguna pastora) por tamaña memez (o memeza si fuera pertinente). Pero entiéndanme, hablamos de Escocia.
A ver si nos aclaramos. Llega una familia y solicita libremente un servicio religioso cristiano por un difunto en un templo cristiano. Esa misma familia, que pide el servicio, a la vez solicita que se oculten los símbolos religiosos para que no se sientan ofendidos los posibles asistentes ateos o no cristianos. Y el pastor (o pastora) soplagaitas, en alarde de respeto, “moderancia”, comprensión y modernidad, lo acepta.
Que las familias no sepan dónde tienen la mano derecha o confundan el servicio religioso cristiano con un happening místico a su servicio y capricho, que para eso lo pagan, y supongo que bien, es triste, pero nada más. Culpa de las iglesias que sean por no saber explicar las cosas. Que al pastor (o pastora) de turno le parezca bien y acceda a quitar simbología cristiana, es una memez. Espero que no sea por agarrar un enjundioso estipendio.
Otra de las razones que dan para esta secularización patronal son las quejas por la “presencia de Biblias y de libros de oración en los asientos antes de los servicios funerarios”. Si es que no me extraña. Te invitan a un servicio religioso cristiano en un templo cristiano y resulta que te encuentras Biblias y libros de oración en los bancos. De todo punto inadmisible. Es como si vas a una mezquita y te encuentras un ejemplar del Corán, o a la plaza de toros de Las Ventas (con perdón) y te reparten el programa de mano con la reseña de los toros. Normal que la gente se ofenda. Si cuando digo que estamos locos… ¿Qué querían encontrar en los bancos? ¿La guía de espectáculos? Mejor no doy ideas.
Escribo de esto porque no me extrañaría nada que cualquier día me cuenten que en un funeral católico, en Madrid por ejemplo, se taparon las imágenes por la cosa de no ofender a los no creyentes.
Me río de libertades y respetos. Los templos cristianos son lo que son y tienen la simbología que tienen. Y si a alguien le produce una erisipela la contemplación de la cruz, eso es cosa que puede mirarse con un buen psicólogo. Y dicho esto, me apuesto un agua del Carmen y unos panecillos de San Antonio a que cualquier día nos cuentan que esto ha sucedido en una parroquia, que a nosotros, a respetuosos y soplagaitas, no nos gana nadie.
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