El informe de abusos de Pensilvania o cuando los cargos electos pagan de forma indirecta para salir en la televisión



Hoy y ayer, entre las primeras noticias de la televisión en España, ha estado presente la rueda de prensa que ofreció un gran jurado de Pensilvania sobre la pedofilia en los sacerdotes.

Al ciudadano normal de España, la palabra “gran jurado” le suena a algo muy grande, muy importante, algo que es como el summum de algo. Pero la veintena de ciudadanos que lo componen y que tienen que llegar a una conclusión fuera de un juicio no son algo que ofrezcan más fiabilidad que un sencillo (pero profesional) juez de un condado. De hecho, esta institución ya ha sido retirada de todos los países donde estaba, salvo Estados Unidos y Liberia.

Y, en este caso concreto, esos ciudadanos de Pensilvania tenían que escuchar testimonios para llegar a alguna conclusión respecto a los casos de pedofilia durante 70 años entre los sacerdotes: entre los sacerdotes únicamente de la Iglesia Católica.

Me hubiera gustado conocer la respuesta a estas preguntas: ¿Ha habido un porcentaje mayor entre ellos que en el resto de la población? ¿Ha habido un porcentaje mayor entre ellos que entre otras confesiones religiosas? ¿Desde hace diez años, los obispos colaboran menos de lo que deben colaborar con la Justicia?

Desgraciadamente, el único lugar donde encontré el informe (en inglés) no me permitía descargármelo. Las noticias en la televisión, los periódicos y los artículos de opinión no ofrecían nada nuevo, en cuanto a información, solo lo que ya sabíamos. La televisión más cortes de gente llorando.

Aquí se presentó, en España, como una noticia-bomba, aunque era de ayer. Pero hoy a las 3:00 de la tarde, he mirado las noticias (a esa hora) en la BBC, la CNN y la Fox (en mi televisión puedo ir hacia atrás) y ni siquiera hicieron mención de la noticia.

O sea, en un canal nacional una noticia se presenta como una de las principales noticias del día, y en los otros (en el mismo día a esa hora) ni se menciona. Interesante.

Más interesante todavía cuando los casos que se presentaron ante el gran jurado ya lo habían hecho en sus causas judiciales separadas para pedir una indemnización. ¿Qué sentido tenía, ¡otra vez más!, otra más, repetir todo a bombo y platillo?

La única razón que se podía alegar era que algunos casos habían prescrito. Pero hay que tener en cuenta que, en el estado de Pennsylvania, uno puede denunciar ante los tribunales que fue abusado de niño, hasta cumplir los 50 años. Dicho de otro modo, hoy día, este delito prácticamente no prescribe. Y, aun así, el fiscal general del Estado, Josh Shaffiro, cargo que es electivo (elecciones, imagen, votos) se ha prestado a ello. Se ha prestado a esta puesta en escena con todo el aparato de la oficialidad. Menos mal que decidió no perseguir este delito hasta el siglo XVIII. El exjuez Garzón hubiera querido perseguir este delito hasta los Borgia. Y, si le hubieran ofrecido una serie de televisión, hubiera perseguido este peligro entre eclesiásticos hasta al Edad de Piedra.

Una cosa es la condena de la pedofilia y otra muy distinta es que los periódicos y las televisiones no son precisamente muy neutrales al escoger qué noticias son las más importantes que han sucedido en el mundo. A este paso, las noticias tendrán, ya de forma establecida, estos apartados: Internacional, nacional, sociedad, noticias contra la Iglesia, deportes y el tiempo.

Y peor me parece que un cargo que se presenta a unas elecciones emplee el dinero de los contribuyentes en una investigación que no iba a descubrir nada penalmente relevante, salvo el deseo de Josh Sapphiro por aparecer en la televisión consolando víctimas. Las investigaciones históricas no son cometido del Departamento de Justicia.

En 2014 hubo 614 asesinatos en Pensilvania. Más valía que el dinero de los contribuyentes hubiera dedicado el dinero a evitar más asesinatos que a hacer estudios históricos. Esa es una cuestión interesante: ¿cuánto le ha costado al Estado los hoteles, transportes, comidas y dietas de los que han intervenido para un acto que, ya se sabía desde el principio, no iba a producir ninguna consecuencia judicial?

Si ese estudio lo hubiera hecho una universidad, no hubiera tenido nada que alegar. Pero esto es como cuando Ana Mato, hace años, dijo que la Seguridad Social no iba a pagar los gastos de la reproducción asistida de las parejas lesbianas. ¿Por qué? Contestó: La falta de varón no es un problema médico.

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10:42

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